sábado, 7 de abril de 2012

Eres, y has sido, lo que siempre he soñado.

Querido Noah:
Escribo estas líneas a la luz de las velas, mientras tú duermes en la habitación que hemos compartido desde el día en el cual nos enamoramos. Aunque no alcance a escuchar tu respiración, sé que estás ahí, como siempre. Eres maravilloso, casi no me lo creía.
La llama de la vela me recuerda a ese día en el cual yo iba vestida con tu camisa y tus pantalones. Entonces ya sabía que estaríamos juntos para siempre, aunque al día siguiente titubeara.
Un poeta que me había capturado, robándome el corazón, y en lo más profundo de mi ser, supe que siempre había sido tuya.
Siempre he vivido con el temor de que no me perdonaras que te hubiera dejado, pero cuando bajé del coche, temblaba, tú sonreíste y ahuyentaste todos mis temores.
Tampoco protestabas cuando, en los días siguientes, salía a caminar sola. Y si regresaba con lágrimas en los ojos, siempre sabías cuándo abrazarme y cuándo dejarme sola. No sé cómo lo sabías, pero lo hacías, y con ello me facilitaste las cosas.
Te quiero por muchas razones, pero sobre todo por tus pasiones, que siempre han sido las cosas más maravillosas de la vida. Me has enseñado muchísimas cosas, me has inspirado, y nunca sabrás cuánto significó para mí que me animaras a componer.
Comprendiste que necesitaba mi propio cuarto para reflexionar y concentrarme, y no te preocupabas por los errores que cometía. Sé que no fue fácil. Sólo un hombre de verdad podría soportar algo así. Y tú lo eres.
Además de mi amante, eres mi mejor amigo, y no sabría decir qué faceta de ti me gusta más. Adoro las dos, como he adorado nuestra vida en común. Tú tienes algo, Noah, algo maravilloso y poderoso. Cuando te miro, veo bondad, lo mismo que todo el mundo ve en ti. Eres lo más parecido a un ángel que he visto en mi vida.
Hemos tenido una vida que la mayoría de las parejas no conocerá nunca, y sin embargo, cada vez que te miro, siento miedo porque sé que todo acabará muy pronto, sabemos lo que significa. Te veo llorar, y me preocupo más por ti que por mí, porque sé que compartirás mi sufrimiento. No encuentro palabras para expresar mi dolor.
Te quiero tanto, te lo prometo. Y por eso te pedí que escribieras nuestra historia, cuando esté sola y perdida, léemela y sé que de algún modo comprenderé que habla de nosotros. Entonces, quizá, sólo quizá, encontremos la manera de estar juntos otra vez.
Por favor, no te enfades conmigo los días en que no te reconozca. Piensa que te quiero, que siempre te querré, y que ocurra lo que ocurra, habré tenido la mejor vida posible. Una vida contigo.
Si has conservado esta carta, y la relees, cree que lo que digo también vale ahora, Noah, dondequiera que estés y cuando quieras que leas esto, te quiero.
Te quiero mientras escribo estas líneas, y te querré siempre cuando las leas. Y lamentaré no poder decírtelo en persona. Te quiero con todo el alma. Eres, y has sido, lo que siempre he soñado.
Allie.